El despido es una de las decisiones más difíciles y delicadas que puede tomar un empresario, así como uno de los momentos más complicados para un trabajador. Entender los diferentes tipos de despido y sus implicaciones legales es fundamental para proteger los derechos laborales.
Clasificación de los despidos: ¿cuáles son las diferentes clases?
Actualizado: 16/10/2023
El despido, en términos generales, es la decisión del empresario de dar por finalizada la relación laboral con un trabajador. Sin embargo, es importante destacar que no todos los despidos son iguales. Se pueden clasificar en varias categorías, y cada tipo tiene diferentes causas y consecuencias legales.
Existen principalmente tres clases de despido: despido disciplinario, despido objetivo y despido colectivo. A continuación, vamos a analizar cada uno de ellos y sus características.
1. El despido disciplinario
El despido disciplinario ocurre cuando un trabajador comete un incumplimiento grave y culpable de sus obligaciones laborales. Este tipo de despido está regulado en el Estatuto de los Trabajadores y puede ser objeto de impugnación judicial.
Algunas de las causas más comunes para un despido disciplinario incluyen:
- Faltas repetidas e injustificadas de asistencia o puntualidad.
- Indisciplina o desobediencia en el trabajo.
- Ofensas verbales o físicas hacia compañeros o superiores.
- Transgresión de la buena fe contractual.
- Rendimiento insuficiente de manera continuada.
- Consumo habitual de alcohol o drogas que impacte en el desempeño laboral.
- Acoso por cualquier motivo, ya sea racial, religioso o sexual.
Por ejemplo, si un trabajador es sorprendido robando en su lugar de trabajo, esto podría justificar un despido disciplinario. Sin embargo, la empresa debe demostrar que la falta es grave y seguir los procedimientos legales establecidos. Dependiendo de la validez del despido, este puede ser considerado procedente, improcedente o nulo.
2. El despido objetivo
Este tipo de despido se refiere a la extinción del contrato de trabajo por causas económicas, técnicas, organizativas o de producción. Las causas deben estar claramente justificadas y documentadas, y el empresario debe seguir un procedimiento específico para llevarlo a cabo.
Las causas que pueden dar lugar a un despido objetivo se encuentran en el artículo 52 del Estatuto de los Trabajadores y pueden incluir:
- Pérdidas económicas continuadas de la empresa.
- Necesidad de reorganización interna.
- Modificaciones tecnológicas que afecten a la estructura laboral.
Por ejemplo, una empresa que decida disminuir su plantilla debido a la automatización de procesos podría recurrir a un despido objetivo. La indemnización en este caso es de 20 días de salario por año trabajado, con un límite de 12 mensualidades.
3. El despido colectivo (ERE de extinción)
El despido colectivo, también conocido como ERE de extinción, se produce cuando se extinguen varios contratos de trabajo en una misma empresa. Este tipo de despido suele ser más complicado, ya que debe cumplir con un procedimiento específico que incluye la negociación con los representantes de los trabajadores.
Se considera un despido colectivo si afecta al menos a:
- Diez trabajadores en empresas con menos de 100 empleados.
- El 10% de la plantilla en empresas que tienen entre 100 y 300 empleados.
- Treinta trabajadores en empresas que cuentan con más de 300 empleados.
La indemnización es similar a la del despido objetivo, de 20 días de salario por año trabajado, con un máximo de 12 mensualidades.
Impugnación de despidos: ¿qué hacer si no estás de acuerdo?
Si un trabajador considera que su despido no está justificado, tiene el derecho de impugnarlo judicialmente. Este proceso debe realizarse en un plazo de 20 días hábiles desde la fecha del despido. La impugnación se lleva a cabo a través de una papeleta de conciliación.
El juez determinará si el despido es:
- Procedente: Cuando se cumplen todos los requisitos legales.
- Improcedente: Cuando no se demuestran las causas alegadas por la empresa o no se siguen los procedimientos adecuados.
- Nulo: Si se basa en causas discriminatorias, como el género, la religión o la orientación sexual.
En caso de un despido procedente, no se pagará indemnización. Sin embargo, si es improcedente, el trabajador puede optar por la readmisión o una indemnización de 33 días de salario por año trabajado. Si es nulo, debe ser readmitido en su puesto y se le pagarán los salarios dejados de percibir.
Acceso a prestaciones por desempleo tras un despido
Independientemente del tipo de despido, el trabajador en situación de desempleo puede solicitar prestaciones por desempleo, siempre que cumpla con los requisitos establecidos. Para acceder a estas prestaciones, es necesario presentar el certificado de empresa que acredita el despido.
Además, si se impugna el despido, se deberá presentar el acta de conciliación o la sentencia judicial que declare su procedencia o improcedencia. En caso de que el despido sea improcedente, será necesario acreditar que el empresario no opta por la readmisión.
Otros aspectos relevantes sobre los despidos
Además de las clasificaciones y procedimientos mencionados, existen otros factores importantes que los trabajadores y empresarios deben tener en cuenta al abordar un despido. Entre ellos se incluyen:
- Documentación adecuada: Es fundamental que tanto el empresario como el trabajador mantengan un registro claro de todos los documentos relacionados con la relación laboral.
- Asesoría legal: Consultar con un abogado especializado en derecho laboral puede ayudar a entender mejor los derechos y obligaciones de cada parte.
- Negociación: En algunos casos, puede ser beneficioso llegar a un acuerdo entre el trabajador y la empresa para evitar conflictos legales.
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